Marginalia. Novela desconocida - Contracultura - Literatura Marginal.

Anciano durmiendo de cuyo cuerpo surge un Arbol de Vida y la Virgen acompaņada de profetas

El libro del soñar
y
el ensayo de la muerte

Gianella Galo
 

Todo tiene su momento,

y cada cosa su tiempo bajo el cielo:

su tiempo el nacer,

y su tiempo el morir,

…su tiempo el callar,

y su tiempo el hablar. 

 
Él ha hecho todas las cosas apropiadas a su tiempo;

 

y también ha puesto

el conjunto del tiempo en sus corazones, pero el hombre

no es capaz de descubrir la obra que Dios

ha hecho de principio a fin…

lo que es, ya antes fue;

lo que será, ya es.

Y Dios restaura lo pasado. 

Eclesiastés 3:15

*

 

Y su tiempo el hablar…

Introducción

Esta forma de reflexión o libro ha nacido a su tiempo, para decir algo que existe

y no podemos ver con claridad.

Todo ello está marcado por tiempos, modos, ritmos, orden.

No fue por mí planeado.

Pero en esto que soy permanentemente guiada se deja ver un tiempo.

Antes del propio tiempo nada acontece.

Cuando llega el tiempo todo se ordena.

El corazón se va abriendo en la medida que el tiempo se respeta, mas es un tiempo

no cronológico, es un Kayros

un tiempo de Dios, momento que Él ha planificado y que va llevando a cabo en la medida

de mi propia disponibilidad.

También el tema que ocupa a esta reflexión habla de un tiempo determinado; siendo el tiempo del dormir, y en él, el soñar. Tiempo que ocupa una tercera parte del total del tiempo. Tiempo del día a día que se transforma en un tercio de la vida.

Por eso esta introducción que va al principio en realidad se fue gestando y se parió casi al final del mismo. Y va al principio, porque si no, no tendría sentido la poesía que está al principio pero que cierra el final.

Por aquello de que el tiempo es circular, o se circulará y todo lo que es dejará de ser y luego

nuevamente será,

hasta que no nos tome más desprevenidos,

y rompamos la apariencia de círculo cerrado dando un salto a

un no tiempo-no espacio, llevados en espíritu.

*

¿Inherente al soñar es el dormir? 

 

  Siempre me he preguntado ¿qué nos lleva a querer escribir? Y lo primero que viene a la mente como respuesta es la del impulso de contar por escrito, de recrear distintas realidades, de plasmar ideas, la necesidad de permanecer, de ser reconocidos, y los muchos etcéteras que existen.

Mas hoy la contestación ha sido: “¡hazlo para verter el entusiasmo!, mas nárralo como un cuento, ve hilvanando esta historia lentamente, pues has de ensartar de a uno por vez, como las cuentas de un collar que están unidas por el mismo hilo que a la vez que las une también las conduce”.

¡Deténgase el tiempo por un minuto! Para poder preguntarnos:

¿qué significa esta orden?

¡hazlo para verter el entusiasmo!

Parece que hay algo para hacer pues esa es la consigna. El verbo verter evidencia la necesidad de una acción y esa será la de derramarlo, mostrarlo, darlo, entregarlo, volcar sobre otros.

Primero está siendo vertido en mí y es para donarlo. Soy un recipiente-receptor con función de transmisión.

Lo que llega a mí es el entusiasmo, dice la definición del término, que viene del griego y significa ser o estar inspirado por Dios, o estar poseído por la divinidad.

Para el idioma hebreo, “el entusiasmo o hitlahabut, es una palabra imponderable y expresa tanto el arrebato místico como la simple y llana alegría de estar vivos. El análisis detallado de su estructura conduce a su doble raíz: por un lado, la voz llama o lehaba (en hebreo); y por otro, amor o ahava (en hebreo) y el prefijo hei-tav de hitpael o la reflexión sobre uno mismo, que corresponde en la forma septenaria del árbol de la vida al centro”, ha escrito Mario Satz.

Ese centro de que habla Mario Satz es el corazón.

Tan gran responsabilidad provoca en mí pánico y el deseo de huir, sin embargo, la tarea fluye por sí sola y hay un enamoramiento que se reaviva cada vez que me sumerjo en este tema del soñar.

Heitav, hitpael, hippataj, ephphatha,

¡sea abierto!

 

Y en el principio… ¡Emesh!

 
Ayer por la noche…

 

Así comienzan las innumerables narraciones de sueños que he leído o que he escuchado de distintas personas.

En ese término Emesh, palabra hebrea cuyo sentido es “ayer por la noche”,
hay guardado mucho de lo que en sueños está contenido;
pero dejemos esto para más adelante que ahora nos ocupa el principio.

Esta tarea, cuando comenzó, no pretendía ser en lo que va convirtiéndose.
Era en su origen un recopilar los sueños para entenderlos.

Meta absolutamente personal, de, como el término lo dice, entender.

Un en-tender hacia, un ir a descubrir a través de ellos los meandros o recovecos del mí misma, pero también me doy cuenta mientras escribo que el término en-tender es un modo de tender, colgar, pontear, poner un algo que salve la separación que hay entre sueño y vigilia, orientándonos hacia un centro.

Este mí mismo fue configurando o perfilando el Sí mismo, el fiat, el cual fue guardado en el silencio del inescrutable arcano de mi corazón; cuya mayor actividad se fue dando en el reflejo del soñar de la mente.

De algún modo este reto interno, este tsim-tzum se vio compelido por una fuerza centrífuga que, cual big-bang, dio lugar a este escrito sobre el soñar.

Soñar- zohar, zohar- soñar… cuando lo digo en voz alta se produce en mí

una extraña vibración fonética que las aúna.

Queda en este comienzo perfilado que es una profunda reflexión en voz alta.

 
Para poder permanecer en la inocencia del entusiasmo debo comenzar por reírme de mí misma.

 
Se decía del gran maestro Zen Rinzai,
que lo último que hacía cada noche,
antes de irse a la cama,
era soltar una enorme carcajada
que resonaba por todos los pasillos
y podía oírse en todos los pabellones del monasterio.
Y lo primero que hacía al levantarse por la mañana
era ponerse a reír de tal manera
que despertaba a todos los monjes,
por muy profundamente que durmieran. 

Sus discípulos solían preguntarle
porqué reía de aquel modo,
pero él no lo dijo nunca.
Y, cuando murió, se llevó consigo
a la tumba el secreto de sus
carcajadas.

*

 

Primera Etapa - Primer Ritmo

 
 
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