Marginalia. Novela desconocida - Contracultura - Literatura Marginal

EL LIBRO DEL SOÑAR
Y
EL ENSAYO DE LA MUERTE

Gianella Galo
 

III

Tercera Etapa / Tercer Ritmo 

 

Oberon a Puck 

  –Aléjalos así uno de otro (Lisandro y Demetrios), hasta que el sueño, imagen de la muerte, ponga en su frente los pies de plomo y sus alas de murciélago.11

*

Estuvimos explorando la relación:

sueño - poesía

Y ahora lo haremos con el binomio:

sueño y muerte.

Así que entremos en esta estación con valentía.

digamos como premisa que la actividad del dormir nos coloca en sintonía

con la muerte por lo cual podríamos concluir que el dormir es un ensayo de la muerte.

 

Hay un pasaje esclarecedor en La Ilíada:

v.222.- … Dice que Juno esposa de Júpiter, llegó a Lemnos ciudad del divino Toante. Allí se encontró con el Sueño, hermano de la Muerte.
222.- ¿Oh, sueño!, Rey de todos los dioses y de todos los hombres!… y le hace un pedido.
242.- Respondióle el dulce Sueño; del temor que le tiene a Júpiter que ya una vez, si la Noche, que rinde a los dioses y a los hombres no me hubiera salvado, llégueme a ella, y aquel Júpiter, se contuvo aunque irritado, temió hacer algo que a la rápida Noche desagradara.
263.- Juno para que el Sueño la ayude en sus planes, le ofrece a Pasitea, la más joven de las Gracias.

Más adelante, cuando analicemos los Mitos, nos detendremos en la unión entre el sueño Hypnos y una de las tres gracias, Pasitea.

La muerte (Thanatos) a la que hacemos referencia es a la plácida, no violenta, a la natural.

Momento para lo cual, ¡oh maravilla!, llevamos ensayando cada noche.

Cada noche mientras dormimos viajamos al mundo que nos espera más adelante, y que hoy vivenciamos en los sueños. Ese “espacio” del sueño es una posibilidad de revelación de lo divino.

Espacio que no es espacio

y tiempo

que resulta ser atemporal.

Podemos decir que quien viaja por ese espacio y no tiempo es nuestra Alma entendida como psyché, también podríamos llamarla mente, o sí mismo recogido.

Distintas tradiciones conocen el vínculo entre la vida, sueño y muerte; y también poseen el conocimiento de cómo realizar la transición vida-muerte. La muerte se convierte en la puerta, gozne o pasaje, a la vida eterna, por lo que aprender a cruzarla reviste vital importancia.

Dentro del Budismo Tibetano, los Lamas lo viven y saben cuándo les sobrevendrá la muerte o pasaje, por lo que en postura de recogimiento se preparan para el cruce y salida de la materialidad.

“Este cruce, pasaje o salida recibe el nombre de Bardo”, que significa bar- transición y do- suspendido o arrojado, o sea empujado a una transición.

La preparación para ese Bardo se llama Powa.

Los “Bardos son distintos estados y distintas realidades de la mente, cuando pasamos de un Bardo a otro se produce un cambio de conciencia. Puesto que el proceso que se despliega en los Bardos de la muerte está firmemente grabado en las profundidades de nuestra mente también se manifiesta en muchos aspectos durante la vida.

Existe por ejemplo una clara correspondencia entre los grados de sutileza de conciencia por los que pasamos al dormir y al soñar12 y los tres Bardos asociados con la muerte.

Imagen464.PNG “Dormirse es semejante al Bardo de morir, en el que los elementos y procesos de pensamiento se disuelven, abriéndose a la experiencia de la numinosidad-base.

Imagen464.PNG    Soñar es comparable al bardo del morir, en el estado intermedio en que se tiene un cuerpo mental clarividente y muy móvil que pasa por distintos tipos de experiencias. En el estado onírico también tenemos una clase de cuerpo semejante, el cuerpo del sueño en el que vivimos todas las
experiencias de la vida onírica.

Imagen464.PNG    Entre el Bardo del morir y el Bardo del devenir hay un estado de luminosidad o clara luz llamado Bardo dharmata y corresponde al período intermedio entre el dormir y el principio del sueño.

Se distinguen cuatro Bardos:

  Bardo natural de esta vida,

  Bardo doloroso del morir,

  Bardo luminoso de dharmata (post-mortem) y

  Bardo Kármico del devenir.”

 

He de confesar que el pasaje anterior llegó de la mano de Alicia P. (que es quien corrige esta reflexión), bastante después de haber escrito esta etapa-ritmo, ella me señaló cuando lo leyó, que era como si estuviera escribiendo para nuestra cultura el conocimiento que los tibetanos llaman Powa.

Ahí recordé que en mi cumpleaños número 50 mis amigas Alicia C. y Elbia F. me regalaron el Libro Tibetano de la Vida y de la Muerte, el cual esperaba el momento de ser leído y por supuesto luego de lo dicho por Alicia P. puse manos a la obra y quedé estupefacta al encontrar el material que transcribí más arriba.

Sigue impresionándome que el “pide y se te dará”, etcétera, etcétera, se cumple indefectiblemente.

Quiero prestar atención a la (aparición) repetición dos veces del nombre Alicia, nombre que viene del griego, alethos, verdadero, sincero o perteneciente al latín Alix, alado, lo cual me trae a la mente el recuerdo de dos libros infantiles de la famosa Alicia, los cuentos de Lewis Caroll.

Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas y Alicia en el país de los espejos.

Por otro lado Elbia, significa la rubia, lo cual nos remite a Alicia la niña del personaje, que es rubia.

Mientras escribía lo anterior quedaron resonando en mi mente las siguientes palabras: Bar-mitzva, Baraka, Bardo.

Bar–Do: vimos que significaba transición, arrojado o empujado.

Una de las acepciones es la de juglar, trovador, era en su origen una de las tres profesiones del sacerdote Druida, llamado Bairds (bairds, se parece al término inglés, birds para nombrar a los pájaros) lo que nos lleva a recordar que el lenguaje de los pájaros es una forma críptica de transmitir conocimiento. Ahora bien, estos Bairds eran los responsables de trasmitir la tradición oralmente.

La presencia de estos bardos provocaba en las personas adecuadas un cambio, por su forma peculiar de hacer, decir, recitar, cantar y encantar. Al fin y al cabo de movilizar la conciencia.

Lo mismo pasa en la Bar–mitzva, se pasa de un estado a otro en el cual se le recuerda al joven que es hijo de los preceptos, los cuales son eternos (tradición-transmisión).

Por último la Baraka (tradición Islámica), o berakhah que es la bendición recitada de la sabiduría espiritual, provoca el cambio para poder entrar en la realidad.

Todos estos términos en definitiva hablan de iniciaciones. A las cuales somos arrojados sin mucho preámbulo. Todos esos pasajes no son más que bendiciones (Bien o buen decir) y la bendición se derrama sobre uno y nos permite vislumbrar una realidad distinta de vida, la cual irrumpe despertándonos.

Ahora volvamos al instante del pasaje vida muerte para ver que también la tradición judeocristiana posee el conocimiento de cómo hacer esa transición de vida a muerte.

Este ejemplo extraído de La Biblia muestra cómo antiguamente la muerte no era un tema tabú.

 

Génesis, capítulo 49, versículo 29

Luego (Jacob) les dio este encargo: “Yo voy a reunirme con los míos. Sepultadme junto a mis padres en la cueva que está en el campo de Efrón el hitita…”.

Y habiendo acabado Jacob de hacer encargos a sus hijos, encogió sus piernas en el lecho, expiró y se reunió con los suyos.

 

Libro de Tobías, capítulo 14, versículo 3

Cercana ya su muerte, llamó a su hijo Tobías y le recomendó:
“Hijo mío toma tus hijos y vete a Media, porque yo creo en la profecía
que pronunció Dios por medio de Nahum sobre Nínive…
Todo llegará a su tiempo.
Tú hijo sal de Niníve. No te quedes aquí. El día que sepultes a tu madre junto a mí, ya ese día ese mismo día, no te quedes en este territorio…
Pero me falta el aliento”.
Lo tendieron en el lecho y expiró, y se le dio honrosa sepultura.

En nuestra época se ha dejado de lado la preparación para la muerte,13 siendo sin embargo,
una de las pocas situaciones de las cuales podemos tener la certeza que nos llegará,
ya que todo lo nacido a la tierra debe morir.

 
Podemos concluir entonces que se puede conocer con anticipación ese instante. Así que será una tarea no menor el perder el miedo a integrar la muerte a nuestro diario vivir y como segunda tarea prepararnos para morir.

Ahora bien: ¿quién es quien realiza el cruce?

¿El Alma, la mente, el sí mismo o el Espíritu?

La tradición musulmana dice al respecto del sueño y la muerte:

 

El Corán, sura XXXIX, 43

Dios recibe las almas en el momento de la muerte y recibe también las que están entregadas al sueño sin morir;
guarda aquellas cuya muerte ha decretado, y despide a las otras hasta un cierto término.
En esto hay en verdad signos para los que meditan.

Y

 

cuenta Platón

Sócrates: El buque no llegará hoy, sino mañana, como lo deduzco de un sueño que he tenido esta noche, no hace un momento, y es una fortuna, a mi parecer que no me hayas despertado.

Critón: ¿Cuál es ese sueño?

Sócrates: Me ha parecido ver cerca de mí una mujer hermosa y bien formada, vestida de blanco, que me llamaba y me decía: Sócrates,
dentro de tres días

estarás en la fértil Ftía.

Critón: ¡Extraño sueño Sócrates!

Sócrates: ¡Es muy significativo, Critón!

 
Podemos decir que es el Alma quien efectúa la travesía.

Lo dice explícitamente la tradición musulmana, y en sentido simbólico es la mujer vestida de blanco de Platón. En cualquiera de estos pasajes se muestra una clara y buena relación con la muerte, es evidente que no les provoca extrañeza, ni una violencia innecesaria el saber de su cercanía.

 
Hay aceptación, preparación, y anticipación del momento en que los visitará la muerte.
Y van hacia ella, habiendo terminado su tarea, en este plano.

 
Para la tradición:14
Muerte: es nacimiento a Dios.
Vida: conjunto total de muertes y nacimientos.

 

Tao te king15 

La vida es una salida, y la muerte una entrada.
Tres de cada diez son amigos de la vida.
Tres de cada diez son amigos de la muerte.
Tres también de cada diez
son los que mientras viven, se acercan a la muerte.
¿A qué se debe esto?
A que pretenden aumentar su vida.
He oído decir que el que sabe vivir
camina por el mundo
sin tropezar ni con rinocerontes ni con tigres.
Atraviesa por mitad del ejército
sin esquivar las armas ni los carros de combate.
En él, el rinoceronte no halla nada donde clavar su cuerno.
Ni el tigre donde hundir su corte.
¿Por qué?
Porque no tiene ningún punto débil,
ningún punto que pueda ser presa de la muerte.

 
Ahora bien, todas las tradiciones nos hablan de la muerte como un bien que debe ser entendido en esto que hemos llamado vida, y que más que un final es un paréntesis y un pasaje hacia un otro estadio. Pasaje al cual debemos prestar atención en este ahora, y así mirándolo, perder el miedo. De ese modo aprender a soltar esta extraña realidad que al aferrarla con tanta fuerza provoca la necesidad de una muerte violenta.
Estamos asidos a esta transitoriedad con uñas y dientes por lo que para soltarla es necesario aplicar tanta fuerza que termina desgarrándonos.
Amigos, la más impresionante revelación es que la muerte ha sido derrotada, y quien la derrotó en mi caso fue Cristo. Cristo la venció, pero ¿cómo?
Se entregó, pero no fue a ella a quien se entregó; sino al principio de amor, a un sol radiante que ilumina toda oscuridad.
Si realmente pudiéramos verlo…
Qué gran chiste sería, pues la muerte ¡no existe!
El cuerpo sí muere, pero la entidad que lo habita no porta condición de muerte.

 
Dice el texto bíblico: “que en el hombre no hay veneno de muerte”.
Y Cristo lo reafirma cuando en el Evangelio de San Juan16 dice
“…Yo he venido para que tengan vida y vida abundante”.
“…Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida
para recobrarla de nuevo.
Nadie me la quita;
yo la doy voluntariamente.
Tengo poder para darla.
Y poder para recobrarla de nuevo.
Esa es la orden que he recibido de mi padre”.17

 
Mi invitación entonces será luego de todo lo anteriormente expuesto que vayamos a su encuentro con paso decidido.
Que miremos cara a cara nuestro peor temor, el más recóndito, el más antiguo, aquel del cual no hablamos pero reproducimos.
Nuestra época es la que muchos han llamado una era de muerte, siendo por ello de máxima rigidez, materialidad y de descenso. Aunque todo eso no es más que la búsqueda desesperada para destruir
el pánico, la angustia, el miedo paralizante a morir.
Para no temer ese instante es que transformamos esta vida en oscuridad y muerte.
Mas no logramos evitar el temor
ya que no vivimos lo vivo, tampoco realizamos la muerte.
Solo nos rodeamos de tiniebla, de más sombra. Así no vemos, ni oímos, y creemos no temer.
Pero tememos, pues ese paso lo hemos de dar aunque no queramos.
Nacimos sin pedir y moriremos sin buscarlo.18
Por lo tanto la consigna es: ¡amemos la vida para amar la muerte!
para que cada instante esté pleno del todo pues en un todo no hay corte, ni división, ni fronteras, sino equilibrio, armonía, unidad.

 
Dice Guénon que sería interesante analizar cómo la relación de amor y muerte está establecida desde el vamos, y esto se da porque ambas palabras: a-mor, muerte, mor-tal, participan de la misma raíz (mor), siendo el a (privativa) quien niega la muerte.

Por lo cual el amor, deviene inmortal ya que en el amor no hay mor, es decir no hay muerte.


¡Mirad! Os revelo un misterio.
No moriremos todos, mas todos seremos transformados en un instante.19

 
Pongamos nuevamente en el centro el sueño y vislumbremos la importancia de ello:

 
En libro El Jardín de los Derviches, se analiza el sueño, en el sendero del amor.

“Es esencial para el aspirante el reportar los sueños que experimenta pronto a su guía espiritual, quien luego dará las explicaciones necesarias y resolverá cualquier problema.
En el sendero del amor, gran importancia se adjudica a los sueños y a las visiones.
En verdad un sueño revelado se dice que constituye un signo de inspiración profética. Las visiones de un aspirante no son condición de inspiración profética, pero al menos son buenos signos”.

 
Volviendo a occidente vemos que otra orden monástica, atiende la manifestación de los sueños para el progreso espiritual.

Nos cuenta Anselm Grün en su libro El Espíritu de los Sueños que
dentro de la Regla de San Benito se presenta a los sueños como una herramienta.
En el monacato se señalan tres ámbitos que se deben observar especialmente en el camino espiritual.

  Los pensamientos y sentimientos.

  El cuerpo.

  Los sueños.

 
En la historia de la espiritualidad el sueño tendría aún un tercer significado. Sería además el lugar de encuentro honesto y del reconocimiento de uno mismo.
En el sueño Dios nos revela la verdad sobre nosotros.
Y esta no suele ser solo agradable.
En el antiguo monacato era precisamente ese aspecto del sueño el que más se remarcaba.
Los sueños nos enfrentan al reconocimiento despiadado de uno mismo y nos señalan el trabajo que nos queda por hacer. Pero también nos muestran nuestros progresos en el camino espiritual.
Son una escala de la unidad del corazón, de la libertad interior y de nuestra unidad con Dios.

 

Sura XXX, versículo 22

Del número de sus signos es vuestro sueño en la noche y en el día y vuestro deseo de obtener riquezas de la generosidad de Dios.
Hay en esto signos para los que entienden.
 

*

¡Orden de Dios!

¡Tarea de grado 33!

  “Se desaprueban las clasificaciones ordinarias del sueño,
se centra en el proyecto divino que hay en el sueño ”.
 

*

 
Lo mejor de las historias es que nos enseñan mucho más que los discursos:

 

Los hijos muertos en sueños

 

Un humilde pescador y su mujer
tuvieron un hijo al cabo de
muchos años de matrimonio.
El niño era el orgullo y la
alegría de sus padres. Pero un
buen día cayó gravemente enfermo.
Los padres gastaron una fortuna
en médicos y medicinas.
Pero el niño murió.

La madre quedó absolutamente
destrozada por la pena. El padre,
por el contrario, no derramó
una sola lágrima.

Cuando después del funeral,
la mujer reprochó al marido
su total falta de aflicción,
el pescador le dijo:
“déjame que te diga porqué no he llorado.
Verás: la otra noche soñé que
era un rey, padre orgulloso de
ocho hijos. ¡Qué feliz era…!

Pero entonces desperté.
Y ahora estoy enormemente
desconcertado. No sé si debo
llorar por aquellos ocho hijos
o por este otro”.

 

Ahora, les pido, que lean en voz alta cada texto que hay en esta reflexión.
Podrán así experimentar cómo vuestra propia alma les lleva de la mano por lugares del Mí mismo y del Sí mismo que no conocían.

 

Coplas por la muerte de su padre20

1
Recuerde el alma dormida
(¡pero recuerde!)
Avive el seso y despierte
Contemplando
Cómo se pasa la vida,
Cómo se viene la muerte

Tan callando, cuán presto se va el placer,
cómo después de acordado,
da dolor ;
cómo a nuestro parecer,
cualquier tiempo pasado fue mejor.

2
Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar lo que espera
más que duró lo que vio,
pues que todo ha de pasar por tal manera.

3
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.

 

Romance
El Enamorado y la muerte

Un sueño soñaba anoche,
soñito del alma mía,
soñaba con mis amores
que en mis brazos los tenía.
Vi entrar señora tan blanca
muy más que la nieve fría.
–¿Por dónde has entrado, amor?
¿Cómo has entrado, mi vida?
Las puertas están cerradas,
ventanas y celosías.
–No soy el amor, amante:
la Muerte que Dios te envía.
–¡Ay, Muerte tan rigurosa,
déjame vivir un día!
–Un día no puede ser,
una hora tienes de vida.
Muy de prisa se calzaba,
más de prisa se vestía;
ya se va para la calle,
en donde su amor vivía.
–¡Ábreme la puerta, blanca,
ábreme la puerta, niña!
–¿Cómo te podré yo abrir
si la ocasión no es venida?
Mi padre no fue al palacio,
mi madre no está dormida.
–Si no me abres esta noche,
ya no me abrirás, querida,
la Muerte me está buscando,
junto a ti vida sería.
–Vete bajo la ventana
donde labrara y cosía,
te echaré cordón de seda
para que subas arriba,
si el cordón no alcanzare
mis trenzas añadiría.
La fina seda se rompe;
la Muerte que allí venía:
–Vamos el enamorado,
que la hora ya está cumplida.

 

Prosigamos.

El sueño forma parte del tiempo y del espacio. Deviene en el tiempo cronológico por un lado y por otro discurre en el tiempo de la mente, en un espacio que conocemos está detenido y contenido; pero la realización del sueño se desenvuelve en un espacio desconocido.

Pareciera que tiempo y espacio allí en el sueño son más cualitativos que cuantitativos.

 

Los Sueños21

¡Extraño! ¡Vi el cielo
y delante de mis ojos vi los cerros,
y los gorriones volar,
las tierras que tenía a mi alrededor
y el verdadero Sol, ojo del cielo!
Pero, ¿pueden los ojos cerrados, incluso en la oscuridad
ver detrás de los párpados, llenarse de visiones?

Y los hombres me parecían
no menos verdaderos que los que ahora veo;
verdadero era el aire,
la tierra amable, fresca y bella.
¿Cómo es la tierra que de día despierta a los sentidos despiertos?
Pero, ¿cómo es posible que el cielo
y el mundo entero estén en mi cerebro?

¿Qué es este secreto sagrado
presagio de mi bienaventuranza?
¿Qué hay dentro
de los estrechos límites de mi piel
que vive, y dentro siente
cuando estoy muerto? ¿Puede la forma informar
una memoria activa sin empequeñecerse?

¿Puede todo lo que en la vigilia veo
estar dentro de mí?
Mi infancia no percibía
ninguna diferencia, todo era verdad,
real todo como lo que ahora me aparece;
el mismo mundo era; y es maravilloso
que cielo y tierra puedan así cambiar de sitio.

Hasta que eso que el sentido vulgar
llama por error experiencia
distinguió aspectos;
las cintas, las alas coloridas
de los pájaros, las virtudes y los pecados,
representados en el sueño nocturno
me deleitaban tan verdaderamente
o me herían, como los vistos
de día; cosas horribles amedrentaban
mi alma;
las apariciones estaban junto a mí
como cosas tangibles, y lo eran;
sin embargo eran obra de mi fantasía,
y su ser todo estaba fundado sobre un pensamiento.

¡Qué extraño es el pensamiento!
Parece un sueño, y hasta una nada,
sin embargo conmueve
la mente como lo que está a nuestro lado
y no es más caro. Los hombres son ciegos,
y ver no pueden dentro de sí
la activa realidad de las cosas secretas.

¡Pensamiento!
Ciertamente el pensamiento es verdad;
nada más que él nos puede dar placer;
los objetos, en cambio,
están muertos, y de por sí separados
del alma; no pueden entrar en nosotros
sin nuestros pensamientos.
Solo el pensamiento es verdad;
toda dicha de él, todo dolor emana.

*

Más historias que nos enriquecen.

Mejor dormir que…

Sa´di de Shiraz relata esta historia acerca de sí mismo:

Cuando yo era niño, era un muchacho
piadoso, ferviente en la oración y
en las devociones. Una noche estaba
yo velando con mi padre, mientras
sostenía el Corán en mis rodillas.

Todos los que se hallaban en el
recinto comenzaron a adormilarse
y no tardaron en quedar profundamente
dormidos. De modo que le dije a mi
padre: “Ni uno solo de esos dormilones
es capaz de abrir sus ojos o alzar
su cabeza para decir sus oraciones.
Diría uno que están todos muertos”.
 

Y mi padre me replicó: “Mi querido
hijo, preferiría que también tú
estuvieras dormido como ellos,
en lugar de murmurar.

*

Cuarta Etapa / Cuarto Ritmo

*

NOTAS:

11 Sueño de una noche de verano, de W. Shakespeare.

12 Extraído del Libro Tibetano de la Vida y la Muerte, de Sogyal Rimpoché.

13 Arte del bien Morir, Anónimo. Para reflexionar: Libro El misterio de la raza pérdida, de Angelo Pitoni, página 121: “El hombre que se acuesta para dormir cada noche sabe que durante sus horas de sueño perderá todas las cosas ( no ver a sus seres queridos, el sol, los colores de la naturaleza, los paisajes, no olerá, no saboreará, ni oirá, ni podrá tocar nada), pero no siente miedo alguno, ya que cuando despierte volverá a vivirlas. El sentido de la continuidad es en el hombre una consecuencia de su intuición de inmortalidad, es decir, de su energía anti-material del espíritu, ya que ese mismo proceso lógico solo comprende lo material y por ello, favorece la desesperación por la pérdida de la misma”.

14 Tradición: del latín traderé, transmtir. Transmisión de conocimiento de origen no humano (ej. Caballá), En sus principios inmutables y universales, respetando y manteniendo la cadena iniciática llamada shelsheleth.

15 Lao-Tsé.

16 Evangelio de San Juan, capítulo 10, versículo 10.

17 Evangelio de San Juan, capítulo 10, versículo 17.

18 Acota Alicia que hay líneas filosóficas que sostienen lo contrario. Sin embargo, sea como sea, no recordamos haber tomado ninguna de esas decisiones.

19 I Epístola de San Pablo a los Corintios.

20 Jorge Manrique.

21 Thomas Traherne.

*

Cuarta Etapa / Cuarto Ritmo

     
 
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