Jugando con el
DICCIONARIO DE SÍMBOLOS Y TEMAS MISTERIOSOS
de
Federico González Frías
MIREIA VALLS
Recientemente, al conversar con Federico para felicitarle y agradecerle esta nueva obra que acababa de alumbrar, me dijo con su simpatía y buen humor habitual:
– Aquí tienes otra herramienta para seguir jugando.
Así la acepto y a ello me he entregado, y este pequeño escrito que sigue es sólo el boceto de una de las indefinidas partidas a que se presta.
*
* *
– ¿Jugamos?
– Mira, hoy he recibido este libro entre mis manos, con una llave en la portada.
– ¿Lo abriste?
– Sí, al azar, y leí:
POTENCIA: Nada hay más fuerte en el universo que el tema que tratamos. En efecto, en la potencia se hallan los gérmenes de cualquier acción, tanto accidental como un estornudo, o inteligente como planear para conseguir un fin. Igualmente se encuentra en el origen de la magnitud de cualquier cosa ya sea escribir una sinfonía o crear el mundo, pues todo se halla implícito en la potencia y el mismo término poder deriva de la potencia que lo produce. La Posibilidad Universal es una forma de la potencia presente en el hombre, capaz de despertar a la verdadera vida, o sea al Ser y aún a aquello que lo excede, la Metafísica.
Para el ser humano todo es posible especialmente si somos conscientes de una idea, como ésta, que sostiene que lo pequeño es lo más poderoso.
– No sé si comprendo en qué consiste este juego.
– Vamos a buscar la palabra origen para que nos esclarezca, pues el libro en cuestión es un Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. ¡Caramba con la imagen que la ilustra! Muy sugerente y acorde con el término. El texto versa:
ORIGEN: Los orígenes de todos los pueblos entroncan con lo sagrado y lo mitológico. Según los hermetistas el origen y el destino son idénticos tal cual las dos caras de una misma medalla o de una línea recta.
Dentro de la creación todo tiene un origen aunque éste sea increado. → No-Ser.
– Y esta flechita que aparece al final, ¿nos lleva al siguiente jalón?
– Depende de tu elección. De hecho el libro puedes leerlo, bueno, jugarlo, saltando de una voz a otra correlativamente, desde la “A” hasta “Zoroastro”; aunque también admite abrirlo al azar, o bien seguir circuitos circulares o espirales que se insinúan con estos signos, e igualmente descubrir por ti mismo muchos otros recorridos sutiles. Es tan amplio y profundo como las seis direcciones del espacio tridimensional, tal cual la caja cúbica del cosmos, en la que tú te sitúas en la encrucijada de todas las coordenadas.
– Empiezo a entender, pero también se me representa como un juego de azar, y un tanto anárquico. ¿Aparecen estos dos términos?
– Azar, aquí está:
AZAR: En una intervención de la obra de Platón, que preside este diccionario, puede leerse respecto al azar lo siguiente:
Desde luego que el afirmar que esto es tal cual yo lo digo, punto por punto, no es propio de un hombre sensato; pero lo que he dicho de las almas y sus estados y que existen estas cosas como yo las he enunciado –aunque podrían expresarse de manera parecida– y en el supuesto de ser el alma inmortal, puede asegurarse sin inconveniente que es así; y ya que vale la pena correr el riesgo de creerlo –pues el azar es hermoso– no dudemos en entregarnos y de ese modo encantarnos a nosotros mismos. (Platón, Fedón, 114d).
Como podrá percibirse la importancia del azar es, en el caso de la cita anterior tan destacada como que debemos entregarnos a él en nuestra máxima aspiración, siguiendo la frase del sabio griego, nada menos que en el camino del Conocimiento. Así el azar se transforma en algo venturoso y el estudiante, o sea el neófito, debe tener presente esta posibilidad perenne de realización que el azar nos ofrece de sí mismo, ya que creer en el azar es creer en un elemento vital en el proceso iniciático –análogo a la fe.
En su libro Hermes, el Conductor de Almas (“El Hermes del himno”), Karl Kerényi afirma completando la definición del tema del azar, (que es venturoso) de este modo:
El hallazgo producto del azar, en sí mismo aún no es hermético, no es más que materia para obrar herméticamente, lo que de él se desarrolla del espíritu del dios. El azar, como vestigio del caótico estado originario, permanece en todo cosmos primigenio, así como en lo hermético. Hermes se ha apropiado del suyo y por medio de él, cada hallazgo, que en sí mismo es divino y no una propiedad humana, representa un robo para una utilidad mejor.
2. “Somos una pompa de jabón, / que gira y gira y rueda sin cesar, / teniendo como base el puro azar, / pero de la Inteligencia Universal”. (Federico González Frías. Parlamento de la obra teatral En el Tren).
– ¡Esto es más serio y a la vez más entretenido de lo que suponía! Y si además obedece a un diseño inteligente, ¡me lanzo sin reservas a la partida!
– No hay mejor apuesta que ésta, la de decidir conocerse uno mismo. ¿Quieres leer lo que pone de anarquía?
– Por supuesto.
ANARQUÍA: Hemos oído recientemente en una obra teatral la frase:
“La anarquía es orden”
e igualmente conocemos el movimiento de los “indignados” (que ha superado al de los “iracundos”) con el que nos unen simpatías diversas no radicales tal cual en el 68 en París o el misterioso surgir de los hippies en los 50.
En esta entrada he querido mostrar otro aspecto de mi Diccionario al dar cabida aquí a un filósofo británico, fundamentalmente un lógico, del que nunca hubiera sospechado tanta sagacidad:
“En todo proyecto ordenado para arreglar el molde de la vida humana es necesario inyectar algo de anarquismo, lo suficiente para impedir la inmovilidad que conduce al decaimiento, pero no lo bastante para romperlo todo”. (Bertrand Russell).
– Hola ¿de dónde vienes? (A un tercero que aparece en el diálogo)
– Estoy saliendo del laberinto y me encuentro en un espacio completamente desconocido. Me temo que debo recomenzarlo todo de nuevo. Afortunadamente cuento con un sintético mapa de ruta que me va guiando en mi itinerario.
– ¿De qué nos hablas?
– Del modelo del Árbol de la Vida, sus diez sefiroth y los veintidós senderos de luz que las comunican, y de todas las analogías a que se presta este mandala o pequeño todo que he ido vivenciando a través de las lecturas y relecturas de las entradas de este Diccionario. ¿Lo conocéis?
– Justamente lo estamos ojeando.
– Entonces os dejo en sus manos y os deseo suerte; yo sigo con mi viaje, no quiero entretenerme. (Se marcha)
– Adiós, y que la fortuna te acompañe. (A su interlocutor) Esto ya parece una obra de teatro.
– No te falta razón. El escritor del Diccionario también ha publicado varios libretos teatrales y dirige una pequeña compañía llamada La Colegiata; y en la introducción del libro que nos ocupa explica:
Pese a que el autor ha escrito sobre símbolos y mitos y cree que estos son actuantes –como creía Platón– y expresan otro nivel del intelecto ligado con los dioses, como asimismo libros sobre la historia del Hermetismo y la Cábala –e incluso ha publicado manuales sobre el tema, su historia, sus contenidos y antología de textos– y algunos otros como los dedicados a las utopías del Renacimiento y las Tradiciones Precolombinas, y aún más, sobre lo que se refiere a la simbólica de la construcción, o sea, al simbolismo masónico de todos los lugares y tiempos, considera que esta obra es simplemente literaria y que éste es el carácter que debe atribuírsele. El de la voz, cree, igualmente, que no ha sido otra cosa en su vida que un contador de sueños por su capacidad de soñar y de narrar lo soñado.
– Oye, oye, pero, ¿se juega solo o con otros contrincantes?
– ¿A ti qué te parece?
– Bueno, elementos para un “solitario” no le faltan; las combinaciones son indefinidas, pues veo que contiene más de mil entradas sobre símbolos, mitos y ritos de distintas tradiciones, especialmente la greco-latina, la egipcia, la judeo-cristiana y la precolombina, aunque también las hay de la tradición hindú y la germánica, algunas acerca de lo extremo-oriental, poco de lo islámico, y nada de lo africano o aborigen.
– Ya lo deja muy asentado el autor: él ha escrito acerca de lo que conoce, sobre las herramientas con las que ha investigado y experimentado en sí mismo durante años, ¡toda una vida!, en lo que suele llamar “el gran laboratorio interno del alma”. Huye de elucubraciones, neologismos y cultismos, pero su lenguaje es rico, dúctil, fresco, hermético y por supuesto, literario. Una escritura que te puede conducir por lugares, actitudes, pensamientos conocidos y reincidentes, pero que además tiene el poder de abrirte ventanas y puertas a estados o mundos desconocidos, vírgenes; todo ello con la libertad de expresión de quien se pasea por un paisaje que ha contribuido a pintar, regenerando día tras día la creación con el magín que Dios le ha dado, y con la entrega constante a un fin situado en un lugar impreciso que no tiene principio ni fin.
– Percibo, además, que es muy poético y directo, marcial por momentos y otros cómico; provocador, didáctico, sugerente, misterioso, desconcertante y sin embargo bien concertado, siempre riguroso... ¡Me asombra! Hasta esta palabra aparece:
ASOMBRO: Una forma de ir develando cosas en el camino del Conocimiento es el asombro que nos produce tal o cual asunto, capaces de señalar un punto de coyuntura para el escape a otros mundos que, aunque de fantasía y murmullos, pueden ser utilizados como caminos hacia el acercamiento de nuevas realidades. Se trata en todo esto del asombro en sí, como sujeto. Por lo que el cultivo de esta realidad debe procurarse a través de la perenne contemplación de lo asombroso.
“La Deidad es perpetua novedad y asombro”.
– ¿Te das cuenta? Es imposible consumirlo, más bien lo tomas para gozarlo, para experimentar con el lenguaje que lo conforma, que poco a poco se hará tu lenguaje, o mejor dicho reconocerás que tú eres este lenguaje velado y revelado del símbolo y el mito actuante que destila cada rincón de esta obra; irás adelante y hacia atrás, como el tiempo, y también voltearás y rotarás, subirás y bajarás por la escalera invisible del mundo, desde el fondo del pozo hasta la cúspide de la montaña cósmica, tocando con el pensamiento la Polar; en definitiva recreando un viaje arquetípico análogo al vivido por tantos y tantos sabios que apostaron por los dioses y por ellos se dejaron raptar.
RAPTO: En términos de Conocimiento se utiliza esta figura para indicar la pasión, el furor de quien en un momento determinado siente la irrealidad e ilusión que le rodea y se dedica a pensar y a preguntarse con verdadera necesidad: ¿quién soy? ¿a dónde voy y dónde estoy metido? ¿qué es todo esto?
Las preguntas del aprendiz al Conocimiento son múltiples, indefinidas y nos ayudan a ir descorriendo cortinas, desentrañar cosas, observar el poder de lo pequeño e ir conociendo temas que nos amplían el horizonte, que nos van despertando y aclarando nuestro camino mediante chispas, o iluminaciones en el viaje del alma.
De modo similar este término es empleado para señalar un estado de inspiración propio de poetas y artistas en general. De hecho en la antigüedad se consideraba que, en realidad, este rapto se producía cuando un dios o musa se apoderaba del artista y era él quien producía la obra, su responsable incluso.
Además los lectores pueden quedar impresionados y en tal estado de ánimo con respecto a una lectura o a una audición que ese texto o música produce en ellos, es decir, raptados por el mismo.
También a ciertos místicos se aplica esta palabra para designar ciertos arrebatos que los trastornan; aunque ellos representan fantasmagorías, la mayor parte de las veces, con respecto al Conocimiento.
Incluso la voz rapto es usada como sinónimo de enamoramiento o pasión amorosa, por lo que puede advertirse que estos ejemplos recuerdan estados de la conciencia donde se perciben cosas que no son ordinarias y alteran el ritmo, la dinámica, el tedio de nuestros días. Y eso se debe a la ruptura de nivel que prodigan estos símbolos acerca del más allá cualquiera que sea el grado o la condición que suponen estos acercamientos a una realidad otra inscrita dentro de la vida que llevamos, o mejor padecemos.
Finalmente el rapto íntimo, el último suspiro del alma.
Para concluir recordar el rapto de unas mujeres de un pueblo, los sabinos, que pelearon posteriormente por esta afrenta contra los romanos. Muchos recordarán este episodio de la mitología romana gracias a un famoso cuadro de David, pintor francés, siempre de moda.
2. La mitología grecorromana es pródiga en raptos diversos, así el de Europa, Ganimedes y nada menos que Perséfone, e igualmente Ereshkigal en la mitología sumeria. → Ruptura de nivel.
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